El encargo dejaba bien claras las reglas de juego, debía de ser una vivienda unifamiliar en un barrio
residencial, con altas exigencias de privacidad y lo que era más importante, para una familia con un
niño con una seria minusvalía que le obliga a recorrer el espacio nunca de forma autónoma y en silla de
ruedas.
La solución de una gran pieza dando la espalda a la calle de acceso totalmente opaca nos pareció una
propuesta interesante de tal forma que se abrieran los espacios al jardín y se articularan por medio de
patios de uso y disfrute de la vivienda, sin ventanas a norte y abierta a la luz de levante.
Debido al uso de silla de ruedas para el desplazamiento de Niki, la vivienda está pues pensada como un
único recorrido mediante un pasillo de un metro y medio en el que suceden las cosas, entradas de luz
matizada de los cuartos de sus hermanos, luz de levante por medio de unos patios que la filtran a través
de unos perfiles de acero galvanizado y lacado, espacio de piscina cubierta con la posibilidad de estar
descubierta con acceso por el propio pasillo, eje del recorrido, y por la habitación del niño, terminando
el trayecto en la habitación de los padres.
Cocina y salón así como las piezas comunes están, sobredimensionadas para permitir los giros de la
silla y el posibilitar a Niki el estar atento de las cosas que se cuecen en la cocina y en el salón.