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Fotografías realizadas por Diego Opazo Prefabricar (hacer antes) no implica condicionar los valores tradicionales de la arquitectura. Es una necesidad aumentar la calidad media de las construcciones, disminuir sus elevados costes, mejorar las condiciones de trabajo para todos los agentes que intervienen y reducir los plazos de ejecución. La prefabricación de elementos, o sistemas que conformarán la vivienda o cualquier tipo de edificación, logra estos objetivos. Interesa, además, aportar una libertad tipológica, necesaria ante el actual panorama de estándares anónimos que no resuelven las necesidades de los usuarios sino que someten a éstos. La propuesta es cultural: no separar el problema (prefabricar) de la arquitectura (habitar), es decir, tener consciencia del objetivo último de cualquier edificación. Desde estos planteamientos se crearon unos sistemas, que se componen con los mismos elementos, alcanzando una alta eficiencia energética y las ventajas del precio cerrado y plazo concreto. También la flexibilidad necesaria para adaptarse a cada situación. Fabricación y montaje de edificios, independientemente de la naturaleza de los mismos. No se proponen formas, sino la manera de fabricar y poner en acción. En cada caso se proyecta y planifica su producción, según necesidades de programa, condicionantes climáticos, económicos, etc. Se plantea la responsabilidad medioambiental desde el propio sistema, con la elección de los materiales, su ligereza, su disposición, las ventilaciones y las orientaciones, así como el mínimo consumo energético en su fabricación, transporte y montaje. La calidad está garantizada desde el diseño en relación directa con la producción.