La intervención se realizó sobre las cuatro fachadas del hotel:
+ El paño ciego de la fachada Norte, recubierto por un espectacular mosaico de baldosines de gres (dimensiones aproximadas de 2,4 x 2,4 x 0,3 cm, y hasta 12 colores diferentes) de enormes proporciones, realizado por el artista Baeza en el año 1.968, presentaba un gran volumen de piezas desprendidas.
+ La fachada Oeste, revestida por mortero de cemento sobre el que se ha aplicado una pintura que hace alusión al nombre del edificio, mostraba una decoloración importante, cuyo origen se puede encontrar en la influencia de los rayos UV del sol.
+ Por último, las otras dos fachadas, Sur y Este, poseían unas barandillas de acero que se encontraban en un avanzado estado de corrosión. Los frentes de forjado, compuestos por unas piedras artificiales con pequeñas armaduras en su interior, también se encontraban seriamente afectados.

El proyecto se centró en analizar el tipo de piezas de gres desprendidas (fachada Norte), sus dimensiones, acabado y origen, para sustituirlas por otras similares, y poder restituir la imagen original del mosaico de Baeza. En relación a la pintura, se realizaron estudios para determinar el color original utilizado, y poder así buscar productos adecuados que permitieran devolver a la pintura sus tonos característicos. Por último, las barandillas de acero se sustituyeron por otras de vidrio y aluminio, que además de evitar futuros problemas de corrosión, permiten ofrecer al hotel una imagen más contemporánea.