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En 1653 Felipe IV concede las Tercias, Derechos y Oficios de la villa de Baena al Duque de Sessa. El edificio, conocido como Casa de la Tercia, sirvió desde entonces como pósito de cereales y aceite, más tarde pasó a propiedad municipal usado para diversos fines. Desiguales transformaciones y usos a lo largo de su vida, concluyen como contenedor del Museo Histórico Municipal, origen de lo que hoy se sintetiza. La actuación sobre un Pósito del Siglo XVII con valor de legado patrimonial, impone un considerable riesgo de pérdida -su memoria puede quedar lesionada- de su devenir y de la significación tipológica de sus espacios: la escala y proporción que los identifican. Pero usarlo y proponer nuevos destinos, es preservarlo. Restauramos y rehabilitamos la configuración del edificio histórico con un sentido contemporáneo, sin obligar a una lectura forzada del edificio singular. Valoramos la identidad en la calificación de los detalles constructivos y ornamentales. La actuación garantiza su mantenimiento, además de respetar su identidad tipológica. Pasa de ser cilla-almacén de productos del campo (cereal y aceite), a ser contenedor de piezas históricas y arqueológicas extraídas en yacimientos cercanos como es el caso de Torreparedones. Se restaura y rehabilita la configuración del edificio histórico, revelando el sentido innovador que sus primitivos espacios poseen. El nuevo recorrido del Museo, desde el vestíbulo va enlazando las salas abovedadas de la planta baja, con el patio. La visita sube escalonadamente hacia las plantas altas del edificio, hasta las escaleras alojadas en la nueva torre para conectar el acceso principal con la calle superior, Juan Ocaña. El desnivel entre ambas calles es importante y en su momento era utilizado como acceso superior para la descarga del aceite y el grano en las tolvas del muro trasero, manifestadas hoy como ventanas de iluminación. La nueva torre de escaleras se proyecta como un discreto elemento arquitectónico que no desvirtúa, en su inclusión urbana, el carácter vernáculo de la calle. Resuelve el enlace de los niveles superiores, hacia el cercano Castillo de Baena y señala una vía alternativa de evacuación del edificio. Cubrimos el Patio Central para usarlo, como espacio protegido, en el recorrido del Museo y resolver de este modo la climatización. Adquiere así una función representativa de vacío interior que asume tanto el carácter de distribuidor como de lugar de celebración de actos públicos en ocasiones puntuales. La cubierta proyectada permite percibir sin distorsión la escala original del ámbito. Su estructura de geometría escueta y sobria, oculta su asiento y estabilidad. Las intervenciones formales son sencillas y sucintas. El presupuesto obligó a reutilizar las carpinterías y muchos elementos constructivos y emplear materiales de carácter industrial. Recuperamos la escala de las salas abovedadas de la Planta baja, eliminando los rellenos hasta la cota del pavimento original. La necesidad de nuevos espacios funcionales en Planta Baja, se resuelve implantando un nuevo edificio, Pabellón, en el patio de servicio existente. Aloja este, la sala didáctica y de proyección. Se trata de una pieza poliédrica, facetada, hermética, revestida de azulejo cobre vidriado. En el futuro, gracias a las conexiones entre niveles resueltos con la torre de la escalera, podrían quedar conectadas en el itinerario del Museo la Biblioteca o la zona administrativa del Museo; podría disponerse en los locales del edificio contiguo -propiedad municipal- que actualmente usa la Mancomunidad del Guadajoz y Campiña Este de Córdoba.