El diseño del espacio destinado a la venta de producto de Paco Torreblanca dentro del conjunto de restaurante de la Paninoteca de Sergi Arola, viene condicionado por las características morfológicas del local; el hecho de emplazar el restaurante y espacios técnicos en las áreas mas amplias y regulares por exigencias operativas y por el mayor aforo nos limita a un espacio estrangulado en una dimensión, un espacio con largo recorrido y un ancho reducido.

La respuesta pasaba por asumir los espacios de tránsito al restaurante mediante el diseño de piezas longitudinales que albergaran el producto y sirvieran a la vez de paso forzoso a la sala de Arola y de local de venta de producto Torreblanca.

Bajo estos rigurosos condicionantes, diseñamos en clara sintonía con Torreblanca, unos espacios de exposición de producto básicamente en dos bandas longitudinales. Ante la imposibilidad de invadir el área central, de paso y venta, trabajamos estos muros como si fueran pieles que se desprendían y superponían unas con otras, una operación exfoliante a modo de milhojas. Despegar, albergar y generar tensión valorando los espacios intersticiales como verdaderos protagonistas de la operación, en el intersticio se expone, en el intersticio se ubica una orgánica iluminación a base de leds, que potencian la fisura y el desgarro.

Dos paredes exfoliadas de negro neutro, que se desdoblan permitiendo la exposición y espacios técnicos de acabado de producto.

La construcción de estas piezas, ante la dificultad de encontrar en el mercado materiales que se pudieran trabajar con la flexibilidad formal y el desarrollo orgánico que se requería, rescatamos una tradicional forma de construir de los maestros falleros, grandes dogas ligadas con subestructuras y trabadas con la flexibilidad de la bareta, tableros de madera longitudinales y con poco grosor que se adaptan perfectamente a la retorcida superficie. Que generan la curva dulce de los muros de exposición de Torreblanca.

Un recubrimiento de fibra de poliéster con cola de carpintero y agua, endurecían la superficie y la preparaban para su posterior masillado y sellado con pintura acrílica con base en agua como tratamiento final.