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Entendemos que la forma adecuada de intervenir en una construcción antigua, debe responder al intento de hacer convivir lo viejo con lo nuevo, dotándole de un nuevo espíritu, adaptándolo a las necesidades de nuestro tiempo. Para disminuir la huella ecológica, reciclamos la antigua Casa de Peones Camineros, La Casilla, conservando su patio, su olivo, la historia de este lugar forma parte del proyecto. La intervención amplia la edificación y en respuesta a un exterior cercano, de cierta dureza, nuestra propuesta envuelve y protege lo mejor del lugar, el olivo del antiguo patio de la casa. Nos enroscamos y plegamos sobre nosotros mismos protegiéndonos de la actividad exterior; Pero al mismo tiempo invitamos al peatón curioso a internarse en el conjunto mediante guiños y patios vegetales que nos circundan y que atraen la atención del paseante inquieto, llevándole desde el patio central a niveles superiores desde donde poder contemplar el mar que surge en el horizonte. Un patio abierto al que dan grandes cristaleras que hacen transparente el edificio para el paseante y al mismo tiempo dotan de luz natural al interior. El interior blanco se configura mediante las paredes y techos de hormigón blanco, con encofrado de paneles de virutas orientables vistas, los mismos paneles que forran la pieza central de la escalera y mostrador. Unificando texturas dentro del edificio. Las notas de color con el mobiliario y las piezas cerámicas hexagonales que generan alfombras en la parte rehabilitada y unifican la cubierta, singularizando el edificio en su entorno.

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