Frente a un concurso basado en una idea muy recurrente, la propuesta trata de dar un giro al planteamiento, entendiendo este elemento homenaje como un instrumento con el cual conseguir dar a largo plazo una nueva imagen urbana al paseo del Puerto de Alicante. El paseo actualmente mezcla estilos y presenta una heterogeneidad de elementos urbanos que se amontonan sin un criterio claro. La propuesta que aquí se describe trata de evitar que esta nueva pieza se convierta en la adición de otro elemento más, que termine por saturar definitivamente al paseo.

En este sentido cada intervención consistirá en crear una "franja homenaje" de pavimento de un metro de ancho, que atravesará transversalmente el paseo y que contendrá los componentes necesarios tanto para la particularización del homenajeado como para equipar el espacio al público.

Frente a la simbología espectáculo de este tipo de actuaciones en las que la imagen recuerdo se reduce a la foto de un pedazo de pavimento descontextualizada, la propuesta emplea una simbología subliminal que en todo momento integra a la ciudad como escenario de fondo. Para conseguir esto se deforma la perspectiva del nombre del personaje, siendo reconocible sólo desde un punto de vista concreto, con lo que se consigue así fijar la ciudad en el fondo de la postal recuerdo, tanto en el momento de la fotografía que se hace el admirador, como en el momento de la inauguración, cuando el artista homenajeado coloque una luz fotovoltaica autónoma, como alegoría del estrellato y del cine.