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Valencia humaniza su casco histórico con la peatonalización de sus plazas

Las principales ciudades valencianas apuestan por restringir el coche y abrir espacios públicos y verdes ante los nuevos modos de vida y el cambio climático

Una simulación del proyecto de peatonalización de la plaza del Mercado de Valencia, con la Lonja a la izquierda.
Una simulación del proyecto de peatonalización de la plaza del Mercado de Valencia, con la Lonja a la izquierda.

Las ciudades centenarias vuelven a sus orígenes. A ser más caminables, a restituir al transeúnte el espacio que le quitó el coche. Si una vez el automóvil fue un instrumento de libertad, sobre todo en la cultura dominante norteamericana, ahora se ha convertido en un problema, en uno de los causantes de la contaminación y del cambio climático. Por eso se restringe cada vez más su uso en los centros de las ciudades y se extiende la peatonalización de las calles en un proceso que parece inexorable, a pesar del rechazo que aún genera en parte de la sociedad.

En las principales ciudades de la Comunidad Valenciana las cosas también están cambiando hacia una movilidad más sostenible, la articulación de espacios para el disfrute público, la creación de zonas verdes y la puesta en valor de su arquitectura. El ritmo es dispar y hoy sorprende que hasta hace unos años el tráfico aún circulara por delante del único monumento patrimonio de la Humanidad de Valencia como es la Lonja. O que los árboles sigan tapando su notable fachada.

El gótico civil de este monumento, el modernismo del Mercat Central y el barroco ecléctico de la iglesia de los Santos Juanes conforman un triángulo de extraordinario valor histórico, arquitectónico y turístico en lo que fue el centro neurálgico de la vida económica y social de Valencia durante siglos.

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Ahora, el proyecto Confluencias pretende recuperar definitivamente su esplendor y centralidad. Las arquitectas Elisabet Quintana y Blanca Peñín unieron sus despachos de Valencia con el catalán Espinàs i Tarrasó y ganaron el concurso para dotar por completo de uso peatonal a todo el eje, realzar la trama medieval y la importancia de la plaza del Mercado y dignificar la plaza de Brujas, considerada la trasera del mercado central.

Es uno de los proyectos del plan del Ayuntamiento para reformar y articular la ciudad a partir de la concepción de Valencia como “ciudad de plazas”.

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“Ciudad de plazas viene a significar entender la ciudad y su espacio público como apto para la reunión, para la socialización de las personas, implementando políticas públicas que contribuyan a su humanización, a hacer de València una ciudad cada vez más amable”, explica el alcalde Joan Ribó, de Compromís

“Contemplamos una serie de proyectos articulados entre sí, que pasan por la transformación y peatonalización de la plaza de la Reina (cuyas obras, las primeras, empezarán después de Fallas), la plaza del Ayuntamiento, el eje de las plazas Mercat-Brujas (a cargo de la Generalitat), y a las que más tarde se unirán las plazas de Sant Agustí y España. El objetivo es crear ejes de prioridad peatonal que funcionen de manera radial desde el centro hacia los barrios, pero que también conecte a los barrios entre sí potenciando especialmente la ronda de Trànsits. Se trata de una perspectiva novedosa, basada no únicamente en lo urbanístico, sino trabajando el espacio público desde un punto de vista integral: introduciendo la importancia del paisaje urbano y su renaturalización”, añade.

En la pasada legislatura ya se cerró en parte el tráfico por la plaza del Mercado en una intervención de “urbanismo táctico”, consistente en poner maceteros o elementos que impidan la circulación, pero sin hacer obras. “Es interesante porque así la gente va conquistando el espacio y además se puede hacer pruebas y ver qué funciona mal”, comenta la arquitecta Elisabet Quintana. “Nuestro proyecto recupera la lectura histórica de la zona, siguiendo las trazas del agua, las acequias y el ramal del Turia que conformaron el espacio”, apunta Blanca Peñín.

Un dibujo de la actuación en el eje Mercado-Brujas.
Un dibujo de la actuación en el eje Mercado-Brujas.

Su proyecto, presupuestado en unos 4,5 millones de euros, crea como una especie de “alfombras” alrededor de los tres principales monumentos que darán unidad al conjunto; entierra los contenedores de basura; integra los elementos emergentes del aparcamiento de Brujas con unas pérgolas que, además de dar sombra, realzarán los Santos Juanes (cuya rehabilitación será sufragada por la Fundación Hortensia Herrero) y reducirá la visión de los edificios más altos; plantará árboles y quitará los de la fachada de la Lonja; y rebajará el nivel de acceso a las covetes de los Santos Juanes que serán rehabilitadas, entre otras actuaciones.

Conjunto monumental

“Es una perspectiva novedosa basada no solo en el urbanismo”, dice Joan Ribo

En primavera está previsto que empiecen las obras de la plaza de la Reina. Se trata de una de las intervenciones más esperadas para que este céntrico enclave deje de ser una pequeña estación de autobuses para convertirse en una plaza peatonal, arbolada sin escalones ni bordillos, para el disfrute público. Costará unos 10 millones de euros y casi la mitad se empleará para modificar el actual aparcamiento cuya entrada se situará en la calle de la Paz y la salida en la paralela calle del Mar. El pavimento indicará el trazado de la antigua muralla árabe y se privilegiará la perspectiva de la puerta barroca de la catedral.

El proyecto definitivo ha sido realizado por el equipo integrado por Tomás Llavador Arquitectos e Ingenieros S.L; Escario Arquitectos SAP; Auraval Ingenieros S.L y Maria Antonia Izquierdo Caballero. En la presentación del proyecto, José María Tomás sostuvo “la plaza no se percibe como tal” con el actual diseño y con la reforma “formará parte del conjunto monumental que la envuelve, y le añadirá un valor y una personalidad propios”.

Una figuracióón cenital de la reforma prevista en la plaza de la Reina a cargo del arquitecto José María Tomás Llavador.
Una figuracióón cenital de la reforma prevista en la plaza de la Reina a cargo del arquitecto José María Tomás Llavador.
La plaza de la Reina dejará de ser una pequeña estación de autobuses

La plaza del Ayuntamiento se ha comparado más con una rotonda de tráfico que con un ágora urbana. El ensayo de cortarla al tráfico el último domingo de mes ha ido bien pero su peatonalización es una operación mucho más compleja. La idea, explica el concejal de Movilidad Sostenible de la capital, Giuseppe Grezzi, es que la mayor parte del espacio sea para los viandantes, salvo un vial reservado al transporte público, a los servicios y a los vehículos de emergencias. En la primavera de 2020 se peatonalizará con elementos de separación de calidad, porque la reforma urbanística tardará años. En principio, la plaza conservaría la fuente y la explanada —aunque todo está abierto al debate—, según la vicealcaldesa y concejala de Urbanismo, Sandra Gómez.  

Participación pública

El Ayuntamiento acaba de abrir el proceso de participación ciudadana —Pensem la plaça—, y luego llegará el concurso de ideas, donde los redactores podrán, en una primera fase, presentar sus bocetos de forma anónima. Un jurado formado por el alcalde, concejales, técnicos, y miembros de los colegios de arquitectos e Ingenieros de Caminos, seleccionará los finalistas.

Gómez entiende que la prioridad en este mandato es que estén terminadas la plaza de la Reina y el entorno de la Lonja, porque la remodelación definitiva de la plaza del Ayuntamiento parece que excederá del actual mandato. “Queremos consolidar el proyecto de la ciudad de las plazas para mejorar la calidad de vida de los vecinos, con una reducción de la contaminación, una movilidad más sostenible y el cuidado del centro histórico”, explica.

Grezzi insiste en que las plazas estén interconectadas y se cree el concepto de Valencia Centro, con un plan de usos global. En los últimos cuatro años se han ganado para el peatón unos 33.000 metros cuadrados de ciudad, y la reforma de las plazas de la Reina y del Ayuntamiento añadirá otros 22.000 metros, estima el edil.

Marta Román, fundadora de la empresa de consultoría ambiental y social GEA21, ha visto este proceso en otras ciudades: “Todo lo que sea humanizar el espacio público es un buen camino”, dice. Pero advierte de que la peatonalización tiene que ir acompañada de políticas que eviten la terciarización del espacio público. “Cuando creas unos espacios peatonales, el riesgo siempre es que suba el valor del suelo y esa inversión pública hecha para los vecinos acabe convirtiéndose en un espacio solo para el negocio, expulsando a la población original”, apunta.

Román aconseja políticas de control de los alojamientos turísticos y apoyo al comercio de proximidad. “Valencia tiene plazas estupendas en barrios como Benimaclet o Patraix, así que ese cuidado, ese mimo y esa calidad debe ser para todos los barrios, no solo para el centro”, concluye.

Una panorámica de la plaza del Ayuntamiento de Valencia el pasado diciembre tomada desde lo alto del Ateneo.
Una panorámica de la plaza del Ayuntamiento de Valencia el pasado diciembre tomada desde lo alto del Ateneo.MÒNICA TORRES

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