Sus amplios conocimientos matemáticos, su caligrafía, su arquitectura, su aprovechamiento del agua, su interés por la astronomía rodean a la cultura maya de un halo de misterio y magia. La que surgió un milenio antes de nuestra era y la que aún subsiste en Guatemala, cuna de esta civilización. Por eso, El enigma de las ciudades perdidas es el título de la exposición internacional que el MARQ inaugura el día 25, y que se presentó ayer en la Casa de América de Madrid.

La integran 191 piezas, que llegaron ayer a Alicante, entre las que destacan las grandes estelas con jeroglíficos en las que los mayas relataban su historia, algunas de ellas de dos metros de altura y más de dos toneladas de peso, como las de Calakmul o Cancuén, considerada una auténtica joya con más de 600 glifos; o los altares con forma circular; o el fragmento de un trono que, sin montacargas, tienen que mover 12 personas. A estas espectaculares piezas se unen joyas, cerámicas y objetos.

Todas ellas procedentes del Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala (76) y de la Fundación la Ruta Maya (89), además de otras de la colección Neria Herrera del Museo Juan Antonio Valdés (3), que nunca antes habían sido expuestas en Europa. En el MARQ, a ellas se unen una docena del Museo de Etnología de Berlín y otro tanto del Rautenstrauch Joest Museum de Colonia.

El profesor alemán Nikolai Grube, presente en el acto, ha comisariado esta muestra, que se podrá visitar en Alicante hasta el 7 de enero, y que se ha visto ya, desde febrero de 2016, en el Drents Museum de Assen (Holanda) y el Museo Histórico del Palatinado de Speyer (Alemania), fruto de un acuerdo en el seno del European Exhibition Network. «La intención es presentar el desarrollo de las ciudades mayas y su abandono en el siglo IX», aseguró. «La idea es también explicar cómo vivía la gente en el florecimiento de esta cultura, entre los siglos III y IX de nuestra era». En este sentido, el comisario destacó que lo novedoso de la muestra es que no se centra en las divinidades y los reyes sino que «queremos mostrar las condiciones de vida, no solo de la élite sino la vida diaria de los diferentes sectores de la población, no de los reyes», aportando también el resultado de investigaciones más recientes.

Todo ello se podrá conocer en la exposición del MARQ que ha realizado una nueva lectura, para adentrar al espectador en el mundo maya a través del recorrido por su entorno, la selva, y su arquitectura. «La exposición sumerge al espectador en el paisaje y su arquitectura, huyendo de las simplicidades turísticas o efectistas de las producciones de Hollywood», destacó Manuel Olcina, director del museo.

La exposición se divide en tres áreas temáticas, correspondientes a cada una de las salas del centro. La primera se acerca a la creación del mundo maya, donde se emulan las grandes pirámides con la visión cosmogónica del mundo. El esplendor y colapso de la cultura maya ocupa la segunda, en la que se plantea el porqué de la decadencia de la civilización, tema «muy interesante», según Olcina, porque no se sabe aún a ciencia cierta. En esta sala, el visitante podrá realizar una inmersión por dentro de las construcciones de las bóvedas mayas.La tercera sala tiene como eje central el maíz, como fuente de alimentación y vida. En este espacio se concentrarán las piezas más espectaculares, los relieves y estelas.

El MARQ completa la exposición en la Biblioteca con paneles y documentación sobre las campañas realizadas por equipos españoles en el área maya, que ha coordinado el profesor Miguel Rivera, que comenzó a estudiar esta civilización hace 50 años.

En el acto también intervinieron el embajador de Guatemala en España, Fernando Molina, y el director de la Fundación MARQ, José Alberto Cortés, además del presidente de la Diputación, César Sánchez, que cerró el turno de palabras afirmando que el MARQ «da una oferta cultural de primer nivel tanto nacional como internacional» y que exposiciones como esta «nos convierte en un destino de excelencia y de máximo nivel cultural».