Adaptación del Dpto. de Cultura y Formación del CTAA del texto de la serie “boîte à miracles” realizada por encargo a Andrés Martínez Medina. Dr. Arquitecto
Casa Museo Modernista calle Mayor 24. Novelda. Foto: Andrés Martínez Medina
Dirección:
Calle Mayor 24, Novelda.
Horario de visitas:
Martes a Viernes de 10:00 a 13:45, o concertando la cita previa en el 965 600 237
Disponibles en el blog de la Casa-Museo
Eran los inicios del siglo XX.
Dña. Antonia Navarro Mira era una mujer interesante. Viuda heredera de un inmenso patrimonio agrícola y financiero, cabeza de familia y empresaria. Mujer cosmopolita, viajó y conoció Barcelona, París y Viena.
Eugène Galien-Laloue (1854-1941): París y la Belle Époque
Era en estas ciudades donde se estaba fraguando el llamado Art Nouveau como expresión cultural de la burguesía. Su lenguaje formal se distanciaba de los historicismos de la aristocracia. Con este nuevo lenguaje, que renegaba de edificios que parecíeran templos griegos o romanos, esta nueva clase social urbanita se homologaba por encima de fronteras locales o nacionales
Fue ella quien encargó la conocida como Casa-Museo Modernista de Novelda al arquitecto Pedro Cerdán Martínez (1863-1947), autor entre otros del Casino de Murcia.
Su ejecución se realizó entre 1900-1903, aunque sus ricos acabados se prolongaron hasta 1905.
"Con este nuevo lenguaje, que renegaba de edificios que parecíeran templos griegos o romanos, esta nueva clase social urbanita se homologaba por encima de fronteras locales o nacionales."
El arquitecto Pedro Cerdán Martínez. Fuente: Región de Murcia
Esta casa es, en realidad, un palacio urbano lleno de lugares especiales. Un palacio en tres niveles volcado a tres calles. Para entrar tendrás que hacerlo por la céntrica calle Mayor, en su número 24.
No es un inmueble burgués de viviendas por pisos como era habitual, sino que despliega su programa residencial en un único cuerpo.
Planta baja (dibujo de Vicente J. Segura Pastor, arq)
La planta baja era para uso de Dña. Antonia. En ella tenía su apartamento privado con baño, con todas las comodidades, la capilla para sanar su espíritu religioso y el comedor para disfrutar de la rica gastronomía alicantina.
Sala del comedor familiar junto al patio-claustro. Foto: Andrés Martínez Medina
La planta noble era para su hija, e incluía su propio salón de fiestas.
Para terminar, la última planta era para la descendencia, e incluía además de los dormitorios, salas de juego.
Es un volumen de tres alturas y tres fachadas que seguió los criterios imperantes en las Academias de Arquitectura de la época. El hermético y ecléctico volumen exterior sin embargo nada anticipa del fluido y diáfano espacio interior de la Belle Èpoque.
Levantado con muros de carga, el arquitecto organizó con dos ejes de composición similares a los de los famosos hôtels de Víctor Horta en Bruselas.
Hotel Tassel (1892-93, V. Horta, Bruselas); Hotel van Eetvelde (1895-97, V. Horta, Bruselas)
El primer eje espacial es horizontal y comienza, tras el portón, con el zaguán con su preciosa cancela de forja; a éste le sigue el amplio vestíbulo —lleno de luz cenital por la claraboya— desde donde arranca la escalera de ojo oval.
Sección longitudinal (dibujo de Vicente J. Segura Pastor, arq)
A continuación, viene el distribuidor que comunica con el espléndido comedor —de cónclaves de la saga— y anuncia la claridad del claustro donde concluye el recorrido.
Patio del fondo con corredor claustral. Foto: Andrés Martínez Medina
El segundo eje es vertical, se sitúa en el centro del vestíbulo, pasa por el mirador que cierra la galería del piso primero y se diluye en el lucernario de cubierta.
Desarrollo escalera primer piso. Foto: Andrés Martínez Medina
En el vestíbulo —el corazón de la casa— se activa la sensación de que, aún dentro de la morada, uno está fuera, en la calle. Esto es posible por las características que los materiales industriales —hierro y vidrio— han explotado en los pasajes comerciales, como el famoso pasaje comercial de Milán, y que se adaptan aquí de la escala pública a la privada.
Vestíbulo principal y mirador interior en el corazón de la casa. Foto: Andrés Martínez Medina
"Esto es posible por las características que los materiales industriales —hierro y vidrio— han explotado en los pasajes comerciales, como el famoso pasaje comercial de Milán, y que se adaptan aquí de la escala pública a la privada"
Foto pasaje comercial de Milán. Fuente: Oficina Turismo París
Las conexiones espaciales se producen en todos los niveles y en todas las direcciones: son envolventes. Como decían los críticos de entonces: “la esencia de toda creación arquitectónica radica en la construcción de espacio interior”, solo así la arquitectura sería arte.
Arranque de escalera de ojo oval. Foto: Andrés Martínez Medina
Todo burgués de la época de cierto nivel económico tenía su servicio doméstico. Éste queda adosado a la medianera, desde donde establece las relaciones funcionales con las estancias de los propietarios.
Esta arquitectura queda en la órbita del concepto de ‘obra de arte total’, donde el arte desciende a todos los objetos del mundo doméstico, y el artesano se eleva a la categoría de artista porque hace ‘arte sano’: hecho a mano.
El autor dirige un equipo de magníficos oficios autor para dotar de unidad y coherencia a todas las piezas, sean muebles o inmuebles, desde el interruptor hasta las estufas y los frescos.
Todos estos trabajos recrean una escenografía de la Naturaleza simbolizada como madre protectora, procreadora, proveedora de bienes y promotora de las artes. Matriarca y Naturaleza se identifican a través del diseño orgánico inspirado en las flores de sus campos y en las parras de sus vides, haciendo del universo familiar una explosión cromática y de materias vistas con mármoles, maderas, cerámicas...
Pavimento de salamandras en salón de baile. Foto: Andrés Martínez Medina
Fresco de alegoría de la Naturaleza en el comedor. Fuente: Internet
La luminosidad y la transparencia de las salas dan vida al interior y alegría a los colores de los revestimientos donde las texturas de suelo, paredes y techos cobran protagonismo y hacen de la casa un lugar sensual donde ver, vivir y sentir la arquitectura.
Mirador y lucernario sobre el vestíbulo central. Foto: Andrés Martínez Medina
Pero no solo es bella. Es una arquitectura que incorpora todos los adelantos técnicos y de la higiene de la época.
En los años 70, el conjunto fue adquirido por la Caja de Ahorros de Novelda que, dado su mal estado, procedió a su restauración de la mano del arquitecto Tomás Martínez Blasco. Hubo que reconstruir mucho (incluyendo el mirador central) y sustituir las viguetas devoradas por las termitas, así como diseñar los vitrales del techo.
Mucho del mobiliario y de los útiles son originales, otros elementos son de época. Hoy, la Casa-Museo muestra su esplendor, pero acusa las restricciones de los tiempos que poco apuestan por el patrimonio arquitectónico.
Sin embargo, procede rendir homenaje a esta casa y a su propietaria —casa y arquitectura son términos femeninos—, una adelantada en su tiempo en tanto que mecenas del arte burgués.
Un tributo a una mujer que hizo posible que el arquitecto Pedro Cerdán Martínez, y el resto de técnicos, operarios, artistas y artesanos, contribuyeran a convertir su residencia, y su vida, en una obra de arte.
Dña. Antonia Navarro Mira. Fuente: Casa de la Pichocha
La anécdota:
Una nieta de Dña. Antonia Navarro Mira se casaría con César Cort Botí,
catedrático de Urbanismo.
Dónde continuar la visita:
Para comer:
Para más información y referencias:
Documento original de Andrés Martínez Medina que ha servido de referencia a este artículo:
Boîte à miracles, descargable aquí
Libro:
García Antón, I., 1994, La Casa-Museo Modernista de Novelda. Alicante: Fund. Cultural CAM
Artículo:
Martínez Blasco, T., 1982, “Casa Museo modernista de Novelda”. Rev. CIMAL, nº13, pp.: 33-36
Web:
https://obscajamediterraneo.wordpress.com/category/casa-museo-modernista-de-novelda/
Blog:
http://casamuseomodernistanovelda.blogspot.com.es/
Fotos:
Andrés Martínez Medina (2002-2017) y de internet (webs y blogs)
Planos:
Vicente J. Segura Pastor, arquitecto