En la provincia de Alicante necesitamos más visiones de ciudad.

Con esto no quiero decir que necesitemos discursos identitarios. No hace falta hacer apología del alicantinismo, ni plantear exaltaciones de la “Nación Alicantina”, esas construcciones mentales tan irreales como peligrosas. Lo que necesitamos es, sencillamente, saber a dónde ir. A qué modelos de ciudades físicas como soportes a modos de vida nos gustaría dirigirnos. Hacia qué equilibrios y qué aspiraciones sociales, económicas y medioambientales queremos ir.

Una vez definidas esas aspiraciones, o en paralelo a su definición, debemos plantear proyectos para su consecución. Así podremos generar una estructura de indicadores, sistemas de medición y evaluar si seguimos o nos alejamos de ese camino.

Para poder hacerlo, insisto, necesitamos visiones de ciudad y del territorio. Visiones saludables, inclusivas, ilusionantes y positivas. Creaciones que evidencien y activen en nosotros ese “me gustaría mucho que ocurriera”. También ese “no había imaginado que esto era también una posibilidad”.

Y paradójicamente para que eso empiece a pasar necesitamos una cierta dosis de utopía. Ideas que, aunque sean inalcanzables nos inviten a soñar y a querer trabajar conjuntamente en una dirección. Algo que aliente debates sanos acerca de qué opciones son mejores y cuáles menos buenas. Algo que nos permita iniciar procesos más racionales y detallados que nos permitan evaluar y elaborar proyectos reales y consensuados más allá de las ensoñaciones personalistas.

En esto, los arquitectos tenemos mucho que decir. En general conocemos muchas realidades urbanas con cierta profundidad y podemos hacer el ejercicio de “inventar” cambios en la ciudad basados en directrices transformadoras potentes. Y, sobre todo, sabemos dibujarlas para que otros las entiendan y puedan hacerse las preguntas clave: ¿lo deseamos? ¿por qué esto ha sido posible en otros lugares y no aquí? ¿Qué debemos hacer para que esto sea posible, ya que ahora no lo es?

Los dibujos, todos lo sabemos, son mucho más baratos y rápidos de hacer que los edificios y las ciudades. No debemos tener miedo a generar ideas dudosas, o incluso ridículas. Mejor una idea que genere risa o preguntas sin respuesta que la ausencia de debate o propuestas.

El Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante ha sido un promotor y gestor de iniciativas vinculadas a la creación de visiones urbanas en la provincia, en ocasiones vinculadas a la gestión de concursos para otras entidades. Diversas exposiciones del CTAA han recogido propuestas de proyectos para entornos de la provincia: viviendas para el barrio de San Antón, la sede de Casa Mediterráneo, el entorno de la Plaza de Toros de Alicante, el Auditorio ciutat d’Elx,… y varios más.  Haciendo una búsqueda rápida con el término “concurso” en la red socioprofesional del CTAA, Plazatio, podemos encontrar varios proyectos en municipios de nuestra provincia, configurando base de datos que irá aumentando progresivamente en el futuro.

Muchas iniciativas más “libres” o menos “constreñidas” han venido en muchos casos vinculadas a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Alicante. 

Haciendo una revisión de los proyectos final de carrera de la Universidad podemos encontrar propuestas interesantes para muchos lugares de la provincia. En el Archivo de Proyectos Arquitectónicos de la UA podemos encontrar proyectos sobre nuevas infraestructuras futuristas sanitarias en la comarca de la Marina Baja, nuevas acciones paisajísticas en torno a las infraestructuras productivas de las Salinas de Torrevieja, propuestas para las canteras de mármol, sobre las sociedades subjetivas de Ibi, propuestas de reorganización del territorio alrededor de la huerta de la Vega Baja, propuestas para el pueblo de Guadalest, para recuperar zonas como la Colonia Santa Eulalia, sobre nuevas visiones para la Costa Blanca, proyectos que desarrollan artefactos para la noche de Benidorm, para el mundo secreto de las torres rurales de Elche, etc. Hay propuestas que nos invitan claramente a repensar quién queremos ser, o cómo serán los objetos que construirían nuestros momentos.

Para la ciudad de Alicante existen propuestas de proyectos final de carrera para la Colonia Santa Isabel, para el “vacío urbano” en el entorno del centro comercial Plaza Mar 2, para el Cabo de las Huertas, para la zona de Sangueta, etc.

Estas propuestas reúnen un potente arsenal propositivo e intelectual. No siempre son de fácil comprensión para el público general ya que están desarrolladas en un marco concreto y con un fin, pero son un potente y necesario caldo de cultivo para construir las visiones que necesitamos.

Distintas entrevistas en medios de Alicante, principalmente en el Diario Información, han recogido la opinión de destacados arquitectos de la ciudad, acerca de su visión del futuro. Es preciso que sean no solo leídas o escuchadas, sino también desarrolladas y “puestas en carga”, inicialmente sobre el papel —o el píxel—, para que podamos ser capaces de evaluar sus pros y sus contras.

En el caso de la ciudad de Alicante es un sentir general desde hace muchas décadas que existe falta de visión. Esta falta de esa visión ha engendrado un “frankenstein urbano” en el que conviven pseudorrascacielos con pseudoensanches, planteamientos de ciudad para el turismo con planteamientos de ciudad para la logística, ciudades dormitorio con ciudades - pueblo, ciudades de montaña con ciudades de playa. En general existe abundante mediocridad confrontada con un clima y una calidad de vida excepcionales.

Los diferentes concursos de ideas, los distintos intentos de realizar el PGOU, los foros del Colegio de Arquitectos y el Ayuntamiento, y las diferentes iniciativas pequeñas tipo taller de arquitectura (como el taller Alicante AfterSun que se desarrolló hace unos años) han ido aportando diferentes visiones. También ha habido algunos estudios de arquitectura que han realizado aportaciones a la visión de la ciudad, como el llamado Corazón Verde impulsado por el estudio alicantino Subarquitectura, sin conseguir cristalizar todavía.

Precisamente este estudio, junto con Grupo Aranea, han sido protagonistas del más reciente ejemplo de un planteamiento interesante e ilusionante de visión urbana, con un enfoque realista, impulsado desde el Ayuntamiento de Alicante. Hablamos del concurso para el corredor litoral en el que han resultado ganadores Grupo Aranea y Subarquitectura, con su propuesta “Mi archipiélago conectado”, vinculado además al taller Alicante AfterSun citado anteriormente. Cinco equipos fueron los finalistas de un concurso planteado con un enfoque arquitectónico multidisciplinar que ha brindado la oportunidad de reflexionar sobre el frente marítimo de Alicante.

Más allá de que podamos expresar críticas hacia los concursos, o sobre aspectos relacionados con su tramitación y  proceso en general, es indudable que este tipo de ejercicios necesarios ponen a la ciudad ante una imagen de su futuro posible. En este caso tiene posibilidades de convertirse en realidad construida si las administraciones hacen su trabajo. Éste es un factor clave. Si desde la administración se tiene visión, se consiguen consensos, y se deja a los profesionales desarrollar todas sus capacidades, todo puede ser mejor.

En un estudio en el que trabajé en Gotemburgo (Suecia), era habitual generar propuestas más o menos utópicas para la ciudad, concretadas en exposiciones en salas locales, con maquetas, vídeos y dibujos. También era parte de la actividad diaria del estudio generar porfolios de bocetos rápidos de posibles edificios en posiciones o ubicaciones no siempre evidentes, que se mostraban a los promotores locales para estimular ideas de negocio con sentido arquitectónico.

Esta actividad, que también ocurría en otros estudios, venía apoyada en muchos casos con iniciativas públicas. Desde la creación de espacios públicos con personal y recursos económicos destinados a impulsar y gestionar actividades para que los promotores, arquitectos y artistas locales propusieran ideas (en torno a una gran maqueta de la ciudad), como la presencia de un museo de la ciudad que recogía o alentaba este tipo de debates.